Cafetin Literario
Susana Rozas- Federico Vega
Función de película
Llegó temprano a la puerta del
cine, preguntó la hora a un transeúnte que amablemente le respondió.
Como contaba con tiempo, leyó los afiches de
próximos estrenos; prometían ser muy buenas películas.
Cuando vio que la gente comenzaba
a abordar la boletería, compró su entrada y se situó en la cola. Entró, se
ubicó en un buen lugar y a los pocos minutos, la sala quedó a oscuras dando
paso a la pantalla que se iluminó con las primeras escenas.
De golpe, comenzó a sentir calor
y un olor nauseabundo con humo denso que lo envolvía, distinguía a personas que
se movían nerviosas, gritos y lamentos, alguno era de niños que invocaban la
palabra mamá con un dejo de horror. Todo era oscuridad.
A lo lejos sonó una sirena. De
pronto la pantalla del cine se tornó de una luz de fuego que la abarcó.
Sofocado, encontró una salida;
pero la misma estaba abierta a un hueco interminable totalmente destrozado.
Miró hacia arriba y sólo alcanzó a leer un cartel semiquemado que decía: Piso 17.
Cómo escapar de ese infierno? En
el silencio del miedo, se escuchaban voces que procedían de lugares más abajo.
El calor era infernal, necesitaba líquido, el susto no le permitía respirar.
De pronto, un estruendo retumbó
en sus oídos y miles de trozos de vidrio se precipitaron desde las ventanas al
hueco sin fin. Una pared cedió al intenso calor y comenzó a resquebrajarse. Eso
le permitió golpear con fuerza cada uno de los ladrillos rotos por la la
presión, algunos se fueron desmoronando y dejaron entrar aire puro que venía de
una terraza.
Lo primero que vio fue el cielo
azulado, bellísimo y en él un helicóptero de rescate que se acercaba muy
despacio hacia él. Se escuchó a sí mismo diciendo>: Hay más personas allí
adentro, ayúdenlas.
Cuando despertó, la pantalla
indicaba el fin, las luces se
encendieron y el programa del cine que tenía en sus manos, indicaba en enormes
letras:
Infierno en la torre
Ana María Muratorio