Empleados de Comercio.
Corrientes 450 1º piso. Miércoles desde las 14hs.
VOCES de Antonio Porchia
- Situado en alguna nebulosa lejana hago lo que hago, para que el universal equilibrio de que soy parte no pierda el equilibrio.
- La verdad tiene muy pocos amigos y los muy pocos amigos que tiene son suicidas.
- Trátame como debes tratarme, no como merezco ser tratado.
- Quien me tiene de un hilo no es fuerte; lo fuerte es el hilo.
- Un poco de ingenuidad nunca se aparta de mí. Y es ella la que me protege.
- Si no levantas los ojos, creerás que eres el punto mas alto.
- Me hicieron de cien años algunos minutos que se quedaron conmigo, no cien años.
- El hombre habla de todo, y habla de todo como si el conocimiento de todo estuviese todo en él.
- Las alturas guían, pero en las alturas.
- Han dejado de engañarte, no de quererte. Y te parece que han dejado de quererte.
- Cuando me conformo con nada es cuando me conformo de todo.
- Hallarás la distancia que te separa de ellos, uniéndote a ellos.
- Y si no puedo decirte nada sin lo que yo me digo; lo que yo te digo, ¿es lo que yo te digo o es lo que yo me digo?
- Porque eres lo mejor, en este mundo, crees que eres lo mejor para este mundo. Nuestras creencias, ¡cómo nos engañan!
- Sí, esto está mal. Pero estuvo bien. Y ahora no comprendo cómo pudo estar bien. Y ahora no comprendo cómo puede estar mal.
- Y si llegaras a hombre, ¿a qué más podrías llegar?
- Si yo hubiera creído que lo otro era lo mismo, mi vida no habría tenido ninguna extensión.
- El lodo, apartándolo del lodo, no es más lodo.
- Éramos yo y el mar. Y el mar estaba solo y solo yo. Uno de los dos faltaba.
- Cuando me encuentro con alguna idea que no es de este mundo, siento como si se ensanchara este mundo.
- Entra una nueva pena y las viejas penas de la casa la reciben calladas, no muertas.
- El hombre lo juzga todo desde el minuto presente, sin comprender que sólo juzga un minuto: el minuto presente.
- Dirán que andas por un camino equivocado, si andas por tu camino.
- Porque te quiero bien, quisiera poder hacerte creer cuanto yo he dejado de creer.
- Has venido a este mundo que no entiende nada sin palabras, casi sin palabras.
- En plena luz no somos ni una sombra.
- Mi cuerpo me separa de todo ser y de toda cosa. Nada más que mi cuerpo.
- Si no has de cambiar de ruta, ¿por qué has de cambiar de guía ?
- Como me hice, no volvería a hacerme. Tal vez volvería a hacerme como me deshago.
- A quien nadie perdona, ¿por qué no lo debe perdonar uno?
- Quien busca herirte busca tu herida, para herirte en tu herida.
- Aunque obtuviese el bien que no merezco, no podría vivirlo; el bien que merezco sí podría vivirlo, aunque no lo obtuviese.
- Donde hay una pequeña lámpara encendida, no enciendo la mía.
- De lo que yo esperaba, llegó mi costumbre de esperar.
- Qué te he dado, lo sé. Qué has recibido, no lo sé.
- Sí, eso es el bien: perdonar el mal. No hay otro bien.
- Estás triste, porque te abandonan y no estás caído.
- Puedo andar por todas las cosas, pero así, como ando ahora: no prendido de ninguna cosa.
- Cuando más comprendo lo diferente, lo diferente es menos diferente. ¿Es que lo diferente es incomprensión?
- No usar defectos, no significa no tenerlos.
- El hombre vive midiendo, y no es medida de nada. Ni de sí mismo.
- La verdad, cuando es la verdad de lo pequeño, casi es toda verdad, y cuando es la verdad de lo grande, casi es toda duda.
- Y si el hombre es un hacer con él y no un hacerse él, quién sabe quien hace con él, y quien hace con él, quién sabe qué hace con él.
- Se descubre para ti lo que tú descubres para ti, no lo que otros descubren para ti.
- Ver me cuesta abrir los ojos a cuanto no quisiera ver.
- Si no nos dieran nada quienes no nos deben nada, ¡pobres de nosotros!
- Quien ama sabiendo por qué ama, no ama.
- Las dificultades también pasan como todo pasa, sin dificultad.
- Quien te quiere, si te quisiera solamente a ti, no podría quererte, porque no sabría como a quién ni como a qué quererte.
- Para acompañarme de algo, alguna vez, ¡cuanto he debido acompañar!
- Hallé lo más bello de las flores en las flores caídas.
- Se va igualando todo. Y es así como se acaba todo: igualándose todo.
- El hombre es débil y cuando ejerce profesión de fuerte es más débil.
- Si quieres que las flores de tu jardín no mueran, abre tu jardín.
- Ellos también son como yo, me digo. Y así me defiendo de ellos. Y así me defiendo de mí.
- A veces pienso en ganar altura pero no escalando hombres.
- He sido para mí, discípulo y maestro. Y he sido un buen discípulo, pero un mal maestro.
- Un amigo, una flor, una estrella no son nada, si no pones en ellos un amigo, una flor, una estrella.
- Quiero tu bondad, pero no sin una sonrisa en tus labios.
- Voy perdiendo el deseo de lo que busco, buscando lo que deseo.
- En una alma llena cabe todo y en una alma vacía no cabe nada. ¡Quién comprende!
- Quienes nos vemos siempre, no nos vemos como somos hoy.
- Nadie es luz de sí mismo: ni el sol.
- Como sólo me preparo para lo que debiera sucederme, no me hallo preparado para lo que me sucede. Nunca.
- Si es, como parece ser, una sola verdad todo, no hallarás tu verdad, tu propia verdad, en nada.
- Cuanto no he ofendido, creo que es cuanto no me he defendido.
- El bien que hacemos a quien no le debemos bien, lo debemos a quien nos lo hace.
- Un hombre solo es mucho para un hombre solo.
- Mi voz me dice: "Así es todo". Y el eco de mi voz me dice: "Así eres tú".
- Si pudieras salir de tus penas y salieras de tus penas, ¿sabrías adonde ir fuera de tus penas?
- Si yo fuera quien se conduce a sí mismo, no iría por la senda que conduce a morir.
- Nadie te ha dado nada por nada si nadie te ha dado el corazón, porque sólo el corazón se da por nada.
- La condenación de un error es otro error.
- Mientras creemos tener algún valor, nos hacemos daño.
- Cuando digo lo que digo es porque me ha vencido lo que digo.
- Quien conserva su cabeza de niño, conserva su cabeza.
- Si lo más grande mostrase su levadura, lo más pequeño sería lo más grande.
- Algunos, adelantándose a todos, van ganando el desierto.
- Ya no sabes qué hacer, ni cuando te vuelves un niño. Y es triste el ver a un niño que ya no sabe qué hacer.
- Y si estuviera separado de ese árbol que veo, de ese sol que veo, ¿vería ese árbol, vería ese sol?
- Si crees que no me debes nada, nada me debes, porque respeto todas las creencias y porque todas las creencias son iguales. Todas son creencias.
- Si amas al sol que te alumbra, tal vez amas, y si amas al insecto que te muerde, amas.
- Temer no humilla tanto como ser temido.
- Situado en alguna nebulosa lejana hago lo que hago, para que el universal equilibrio de que soy parte no pierda el equilibrio.
- La verdad tiene muy pocos amigos y los muy pocos amigos que tiene son suicidas.
- Trátame como debes tratarme, no como merezco ser tratado.
- Quien me tiene de un hilo no es fuerte; lo fuerte es el hilo.
- Un poco de ingenuidad nunca se aparta de mí. Y es ella la que me protege.
- Si no levantas los ojos, creerás que eres el punto mas alto.
- Me hicieron de cien años algunos minutos que se quedaron conmigo, no cien años.
- El hombre habla de todo, y habla de todo como si el conocimiento de todo estuviese todo en él.
- Las alturas guían, pero en las alturas.
- Han dejado de engañarte, no de quererte. Y te parece que han dejado de quererte.
- Cuando me conformo con nada es cuando me conformo de todo.
- Hallarás la distancia que te separa de ellos, uniéndote a ellos.
- Y si no puedo decirte nada sin lo que yo me digo; lo que yo te digo, ¿es lo que yo te digo o es lo que yo me digo?
- Porque eres lo mejor, en este mundo, crees que eres lo mejor para este mundo. Nuestras creencias, ¡cómo nos engañan!
- Sí, esto está mal. Pero estuvo bien. Y ahora no comprendo cómo pudo estar bien. Y ahora no comprendo cómo puede estar mal.
- Y si llegaras a hombre, ¿a qué más podrías llegar?
- Si yo hubiera creído que lo otro era lo mismo, mi vida no habría tenido ninguna extensión.
- El lodo, apartándolo del lodo, no es más lodo.
- Éramos yo y el mar. Y el mar estaba solo y solo yo. Uno de los dos faltaba.
- Cuando me encuentro con alguna idea que no es de este mundo, siento como si se ensanchara este mundo.
- Entra una nueva pena y las viejas penas de la casa la reciben calladas, no muertas.
- El hombre lo juzga todo desde el minuto presente, sin comprender que sólo juzga un minuto: el minuto presente.
- Dirán que andas por un camino equivocado, si andas por tu camino.
- Porque te quiero bien, quisiera poder hacerte creer cuanto yo he dejado de creer.
- Has venido a este mundo que no entiende nada sin palabras, casi sin palabras.
- En plena luz no somos ni una sombra.
- Mi cuerpo me separa de todo ser y de toda cosa. Nada más que mi cuerpo.
- Si no has de cambiar de ruta, ¿por qué has de cambiar de guía ?
- Como me hice, no volvería a hacerme. Tal vez volvería a hacerme como me deshago.
- A quien nadie perdona, ¿por qué no lo debe perdonar uno?
- Quien busca herirte busca tu herida, para herirte en tu herida.
- Aunque obtuviese el bien que no merezco, no podría vivirlo; el bien que merezco sí podría vivirlo, aunque no lo obtuviese.
- Donde hay una pequeña lámpara encendida, no enciendo la mía.
- De lo que yo esperaba, llegó mi costumbre de esperar.
- Qué te he dado, lo sé. Qué has recibido, no lo sé.
- Sí, eso es el bien: perdonar el mal. No hay otro bien.
- Estás triste, porque te abandonan y no estás caído.
- Puedo andar por todas las cosas, pero así, como ando ahora: no prendido de ninguna cosa.
- Cuando más comprendo lo diferente, lo diferente es menos diferente. ¿Es que lo diferente es incomprensión?
- No usar defectos, no significa no tenerlos.
- El hombre vive midiendo, y no es medida de nada. Ni de sí mismo.
- La verdad, cuando es la verdad de lo pequeño, casi es toda verdad, y cuando es la verdad de lo grande, casi es toda duda.
- Y si el hombre es un hacer con él y no un hacerse él, quién sabe quien hace con él, y quien hace con él, quién sabe qué hace con él.
- Se descubre para ti lo que tú descubres para ti, no lo que otros descubren para ti.
- Ver me cuesta abrir los ojos a cuanto no quisiera ver.
- Si no nos dieran nada quienes no nos deben nada, ¡pobres de nosotros!
- Quien ama sabiendo por qué ama, no ama.
- Las dificultades también pasan como todo pasa, sin dificultad.
- Quien te quiere, si te quisiera solamente a ti, no podría quererte, porque no sabría como a quién ni como a qué quererte.
- Para acompañarme de algo, alguna vez, ¡cuanto he debido acompañar!
- Hallé lo más bello de las flores en las flores caídas.
- Se va igualando todo. Y es así como se acaba todo: igualándose todo.
- El hombre es débil y cuando ejerce profesión de fuerte es más débil.
- Si quieres que las flores de tu jardín no mueran, abre tu jardín.
- Ellos también son como yo, me digo. Y así me defiendo de ellos. Y así me defiendo de mí.
- A veces pienso en ganar altura pero no escalando hombres.
- He sido para mí, discípulo y maestro. Y he sido un buen discípulo, pero un mal maestro.
- Un amigo, una flor, una estrella no son nada, si no pones en ellos un amigo, una flor, una estrella.
- Quiero tu bondad, pero no sin una sonrisa en tus labios.
- Voy perdiendo el deseo de lo que busco, buscando lo que deseo.
- En una alma llena cabe todo y en una alma vacía no cabe nada. ¡Quién comprende!
- Quienes nos vemos siempre, no nos vemos como somos hoy.
- Nadie es luz de sí mismo: ni el sol.
- Como sólo me preparo para lo que debiera sucederme, no me hallo preparado para lo que me sucede. Nunca.
- Si es, como parece ser, una sola verdad todo, no hallarás tu verdad, tu propia verdad, en nada.
- Cuanto no he ofendido, creo que es cuanto no me he defendido.
- El bien que hacemos a quien no le debemos bien, lo debemos a quien nos lo hace.
- Un hombre solo es mucho para un hombre solo.
- Mi voz me dice: "Así es todo". Y el eco de mi voz me dice: "Así eres tú".
- Si pudieras salir de tus penas y salieras de tus penas, ¿sabrías adonde ir fuera de tus penas?
- Si yo fuera quien se conduce a sí mismo, no iría por la senda que conduce a morir.
- Nadie te ha dado nada por nada si nadie te ha dado el corazón, porque sólo el corazón se da por nada.
- La condenación de un error es otro error.
- Mientras creemos tener algún valor, nos hacemos daño.
- Cuando digo lo que digo es porque me ha vencido lo que digo.
- Quien conserva su cabeza de niño, conserva su cabeza.
- Si lo más grande mostrase su levadura, lo más pequeño sería lo más grande.
- Algunos, adelantándose a todos, van ganando el desierto.
- Ya no sabes qué hacer, ni cuando te vuelves un niño. Y es triste el ver a un niño que ya no sabe qué hacer.
- Y si estuviera separado de ese árbol que veo, de ese sol que veo, ¿vería ese árbol, vería ese sol?
- Si crees que no me debes nada, nada me debes, porque respeto todas las creencias y porque todas las creencias son iguales. Todas son creencias.
- Si amas al sol que te alumbra, tal vez amas, y si amas al insecto que te muerde, amas.
- Temer no humilla tanto como ser temido.
- No ves el río de llanto porque le falta una lágrima tuya.
- Sí, sufro siempre, pero sólo en algunos momentos, porque sólo en algunos momentos pienso que sufro siempre.
- Vemos por algo que nos ilumina; por algo que no vemos.
- Saber morir cuesta la vida.
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