Miércoles desde las 14hs. Libre y gratuito.
Dos recortes
Domingo
de invierno. Siete de la tarde. Día en que, según las estadísticas, se producen
más suicidios.
Sola,
sentada en mi sillón del living, contemplo el recorte del diario que encuadré
hace más de treinta años.
Lo
fijé en la pared a mi regreso de la “Colonia de escritores”, realizado en aquel
país como símbolo del milagro que él me llevó a
protagonizar.
Allí,
en ese paraíso a orillas del mar, conocí al amor de mi vida. Un argentino,
escritor como yo, por supuesto y vivimos tres meses “la vida que soñamos” como
anunciaba el aviso.
Llegado
el momento del regreso, él al país en que residía momentáneamente por
cuestiones laborales y yo a Argentina. Nos despedimos con la férrea promesa de
reencontrarnos en la próxima colonia, a realizarse la siguiente primavera en el
mismo lugar.
Ya
finalizado el compromiso que lo mantenía exilados, regresaríamos para no
separarnos.
Pasó
esa nueva primavera, esa colonia de escritores. Y toda una vida de primaveras y
de colonias.
Siempre
fui, cada año, con la esperanza renovada de encontrarlo.
Nunca
fue.
Hoy,
domingo de invierno, siete de la tarde. Día en que según las estadísticas se
producen más suicidios tengo otro aviso en mi mano.
En
él se notifica su muerte; publicado por su esposa e hijos.
Este
dolor que siento ¿es por su muerte o por su olvido?
Griselda Gimbatti
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