lunes, 8 de septiembre de 2014

Voces de Antonio Porchia.

Cafetín Literario
Empleados de Comercio.
Corrientes 450 1º piso. Miércoles desde las 14hs.

                                        VOCES   de Antonio Porchia

- Situado en alguna nebulosa lejana hago lo que hago, para que el universal equilibrio de que soy parte no pierda el equilibrio.

- La verdad tiene muy pocos amigos y los muy pocos amigos que tiene son suicidas.

- Trátame como debes tratarme, no como merezco ser tratado.

- Quien me tiene de un hilo no es fuerte; lo fuerte es el hilo.

- Un poco de ingenuidad nunca se aparta de mí. Y es ella la que me protege.

- Si no levantas los ojos, creerás que eres el punto mas alto.

- Me hicieron de cien años algunos minutos que se quedaron conmigo, no cien años.

- El hombre habla de todo, y habla de todo como si el conocimiento de todo estuviese todo en él.

- Las alturas guían, pero en las alturas.

- Han dejado de engañarte, no de quererte. Y te parece que han dejado de quererte.

- Cuando me conformo con nada es cuando me conformo de todo.

- Hallarás la distancia que te separa de ellos, uniéndote a ellos.

- Y si no puedo decirte nada sin lo que yo me digo; lo que yo te digo, ¿es lo que yo te digo o es lo que yo me digo?

- Porque eres lo mejor, en este mundo, crees que eres lo mejor para este mundo. Nuestras creencias, ¡cómo nos engañan!

- Sí, esto está mal. Pero estuvo bien. Y ahora no comprendo cómo pudo estar bien. Y ahora no comprendo cómo puede estar mal.

- Y si llegaras a hombre, ¿a qué más podrías llegar?

- Si yo hubiera creído que lo otro era lo mismo, mi vida no habría tenido ninguna extensión.

- El lodo, apartándolo del lodo, no es más lodo.

- Éramos yo y el mar. Y el mar estaba solo y solo yo. Uno de los dos faltaba.

- Cuando me encuentro con alguna idea que no es de este mundo, siento como si se ensanchara este mundo.

- Entra una nueva pena y las viejas penas de la casa la reciben calladas, no muertas.

- El hombre lo juzga todo desde el minuto presente, sin comprender que sólo juzga un minuto: el minuto presente.

- Dirán que andas por un camino equivocado, si andas por tu camino.

- Porque te quiero bien, quisiera poder hacerte creer cuanto yo he dejado de creer.

- Has venido a este mundo que no entiende nada sin palabras, casi sin palabras.

- En plena luz no somos ni una sombra.

- Mi cuerpo me separa de todo ser y de toda cosa. Nada más que mi cuerpo.

- Si no has de cambiar de ruta, ¿por qué has de cambiar de guía ?

- Como me hice, no volvería a hacerme. Tal vez volvería a hacerme como me deshago.

- A quien nadie perdona, ¿por qué no lo debe perdonar uno?

- Quien busca herirte busca tu herida, para herirte en tu herida.

- Aunque obtuviese el bien que no merezco, no podría vivirlo; el bien que merezco sí podría vivirlo, aunque no lo obtuviese.

- Donde hay una pequeña lámpara encendida, no enciendo la mía.

- De lo que yo esperaba, llegó mi costumbre de esperar.

- Qué te he dado, lo sé. Qué has recibido, no lo sé.

- Sí, eso es el bien: perdonar el mal. No hay otro bien.

- Estás triste, porque te abandonan y no estás caído.

- Puedo andar por todas las cosas, pero así, como ando ahora: no prendido de ninguna cosa.

- Cuando más comprendo lo diferente, lo diferente es menos diferente. ¿Es que lo diferente es incomprensión?

- No usar defectos, no significa no tenerlos.

- El hombre vive midiendo, y no es medida de nada. Ni de sí mismo.

- La verdad, cuando es la verdad de lo pequeño, casi es toda verdad, y cuando es la verdad de lo grande, casi es toda duda.

- Y si el hombre es un hacer con él y no un hacerse él, quién sabe quien hace con él, y quien hace con él, quién sabe qué hace con él.

- Se descubre para ti lo que tú descubres para ti, no lo que otros descubren para ti.

- Ver me cuesta abrir los ojos a cuanto no quisiera ver.

- Si no nos dieran nada quienes no nos deben nada, ¡pobres de nosotros!

- Quien ama sabiendo por qué ama, no ama.

- Las dificultades también pasan como todo pasa, sin dificultad.

- Quien te quiere, si te quisiera solamente a ti, no podría quererte, porque no sabría como a quién ni como a qué quererte.

- Para acompañarme de algo, alguna vez, ¡cuanto he debido acompañar!

- Hallé lo más bello de las flores en las flores caídas.

- Se va igualando todo. Y es así como se acaba todo: igualándose todo.

- El hombre es débil y cuando ejerce profesión de fuerte es más débil.

- Si quieres que las flores de tu jardín no mueran, abre tu jardín.

- Ellos también son como yo, me digo. Y así me defiendo de ellos. Y así me defiendo de mí.

- A veces pienso en ganar altura pero no escalando hombres.

- He sido para mí, discípulo y maestro. Y he sido un buen discípulo, pero un mal maestro.

- Un amigo, una flor, una estrella no son nada, si no pones en ellos un amigo, una flor, una estrella.

- Quiero tu bondad, pero no sin una sonrisa en tus labios.

- Voy perdiendo el deseo de lo que busco, buscando lo que deseo.

- En una alma llena cabe todo y en una alma vacía no cabe nada. ¡Quién comprende!

- Quienes nos vemos siempre, no nos vemos como somos hoy.

- Nadie es luz de sí mismo: ni el sol.

- Como sólo me preparo para lo que debiera sucederme, no me hallo preparado para lo que me sucede. Nunca.

- Si es, como parece ser, una sola verdad todo, no hallarás tu verdad, tu propia verdad, en nada.

- Cuanto no he ofendido, creo que es cuanto no me he defendido.

- El bien que hacemos a quien no le debemos bien, lo debemos a quien nos lo hace.

- Un hombre solo es mucho para un hombre solo.

- Mi voz me dice: "Así es todo". Y el eco de mi voz me dice: "Así eres tú".

- Si pudieras salir de tus penas y salieras de tus penas, ¿sabrías adonde ir fuera de tus penas?

- Si yo fuera quien se conduce a sí mismo, no iría por la senda que conduce a morir.

- Nadie te ha dado nada por nada si nadie te ha dado el corazón, porque sólo el corazón se da por nada.

- La condenación de un error es otro error.

- Mientras creemos tener algún valor, nos hacemos daño.

- Cuando digo lo que digo es porque me ha vencido lo que digo.

- Quien conserva su cabeza de niño, conserva su cabeza.

- Si lo más grande mostrase su levadura, lo más pequeño sería lo más grande.

- Algunos, adelantándose a todos, van ganando el desierto.

- Ya no sabes qué hacer, ni cuando te vuelves un niño. Y es triste el ver a un niño que ya no sabe qué hacer.

- Y si estuviera separado de ese árbol que veo, de ese sol que veo, ¿vería ese árbol, vería ese sol?

- Si crees que no me debes nada, nada me debes, porque respeto todas las creencias y porque todas las creencias son iguales. Todas son creencias.

- Si amas al sol que te alumbra, tal vez amas, y si amas al insecto que te muerde, amas.

- Temer no humilla tanto como ser temido.


- No ves el río de llanto porque le falta una lágrima tuya.

- Sí, sufro siempre, pero sólo en algunos momentos, porque sólo en algunos momentos pienso que sufro siempre.

- Vemos por algo que nos ilumina; por algo que no vemos.

- Saber morir cuesta la vida.


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