lunes, 1 de septiembre de 2014

El aviso de Elsa L.Palma

El aviso
                                    Lo que sueño, ¿es lo que realmente quiero?
El aviso ofrecía más de lo que cualquier escritor podía pedir, un lugar especialmente creado para crear. Traté de  escribir un mail que impresionara al seleccionador ; pero luego de varios intentos desistí, el entusiasmo  me obnubilaba.
Esa noche, hice lo que suelo hacer cuando las ideas escasean, puse el aviso sobre la mesita  con la ilusión de encontrar las palabras esquivas al día siguiente. Apagué la luz, no tardé en dormirme y… ¡vaya si soñé!
Estaba en un lugar paradisíaco, con montañas majestuosas y un mar a veces calmo y otras,  embravecido, la gente que me rodeaba era maravillosa, genial, todo me inspiraba, yo escribía y escribía casi en estado de gracia y por momentos, se me cruzaban escenas de “Medianoche en París”. Así logré mi obra, un libro que perduraría en el tiempo, un clásico  y a la vez un best-seller, los editores se lo disputaban y hasta se hablaba de traducirlo en varios idiomas. Borges y Cortázar que habían resucitado para la ocasión lo presentaban mientras yo entraba por el camino central agradeciendo los aplausos. Pero algo pasó,(siempre pasa algo en los sueños), la película cambió de repente y yo era entonces la novia fugitiva que antes de llegar al altar se da vuelta y huye buscando caminos alejados de alfombras rojas.
Me desperté agitada de tanto correr, afuera, el viento se hacia sentir como nunca, curiosamente, no aparecieron las palabras esperadas sino imágenes cotidianas. La ciudad estaba quieta, en pocas horas yo caminaría por las veredas recién baldeadas, siempre abstraída, con alguna idea persiguiéndome. Quizás, entraría a cualquier bar y con el pretexto de un mate cocido, haría garabatos en borrador de algún texto futuro. Me incorporé en la cama, pensé en todos los talleres, el que tenía música y relajación; el que trabajaba con autores poco conocidos y el último, lleno de colores, preguntas y respuestas. Junté a todos los compañeros y vi que nos unía un hilo invisible: el goce de escribir. Tomé el aviso, me levanté, abrí la ventana y como si fuera un pájaro lo dejé volar, el cielo amanecía en mi balcón, acaso, ¿puedo pedir algo más?

                                       Elsa Palma 
 
Cafetín Literario
Corrientes 450, 1º piso. Empleados de Comercio.
Prof.: Susana Rozas- Fecerico Vega.
Miércoles desde las 14hs.


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